sábado, 20 de diciembre de 2014

Resultados de la COP 20 - Lima

CONVENCIÓN MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS
SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO

¿Qué es la COP?

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC o UNFCCC por sus siglas en inglés) entró en vigor en 1994,con el objetivo de reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. La Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés) fue designada como el órgano supremo de la Convención.

A la fecha, 195 países han presentado sus instrumentos de ratificación. Estos se reúnen una vez al año, por dos semanas, para examinar la aplicación de la Convención y desarrollar el proceso de negociación entre las Partes ante nuevos compromisos.

En virtud de la Convención, todas las Partes tienen responsabilidades comunes, aunque diferenciadas. Además, toman en consideración el carácter específico de sus prioridades nacionales y regionales de desarrollo, de sus objetivos y circunstancias. Considerando lo anterior, sus responsabilidades son:

Ø  Recabar y compartir la información sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), las políticas nacionales y las prácticas óptimas.
 
Ø  Poner en marcha estrategias nacionales para abordar el problema de las emisiones de GEI y adaptarse a los impactos del cambio climático previstos, así como determinar la prestación de apoyo financiero y tecnológico a los países en desarrollo.

Ø  Cooperar para prepararse y adaptarse a los efectos del cambio climático.

La COP 20 - Lima

                 


El mundo se encuentra en una emergencia planetaria: el cambio climático, causado por un sistema que prioriza el lucro por encima de las necesidades de la gente y de los límites de la naturaleza. El cambio climático está devastando las vidas de millones de personas en todo el planeta. La ciencia advierte que pronto pasaremos puntos críticos de no retorno que nos pondrá en rumbo a un calentamiento global de 4-5°C, con impactos catastróficos para toda la humanidad.

La Conferencia de Lima debería haber sido un hito para la definición de medidas urgentes para combatir el cambio climático. Estas medidas deberían ser tomadas por los gobiernos para apoyar a las personas vulnerables de todo el mundo a adaptarse a los impactos inevitables.

La demanda concreta era redoblar los esfuerzos dedicados a la reducción de emisiones hasta 2020 y fijar objetivos a largo plazo que limiten el incremento de la temperatura por debajo de los 1,5°C. Por lo tanto, los objetivos de reducción deben asegurar que el mundo se mantenga dentro del presupuesto de emisiones, que debe ser distribuido en base al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas, como también honrando la deuda climática.
 
Resultados de la COP 20 - Lima
 
 
El resultado de Lima es parte de una serie de decisiones anuales que debilitan las normas internacionales sobre el clima, fallando a la gente y al planeta.
Las promesas de mitigación pre-2020 son injustas, débiles y nos encaminan a sobrepasar los 2°C de calentamiento a mediados del siglo. Las promesas de incrementar las reducciones no se materializaron en 2014, pero tampoco hay un compromiso para revisar las mismas.
Las decisiones en Lima predisponen un acuerdo en París que atenta con ignorar las necesidades y los derechos de las personas afectadas en todo el mundo, al no exigir compromisos vinculantes en cuanto a financiamiento, adaptación, pérdidas y daños y transferencia de tecnología.
La decisión no establece vínculos entre las acciones de los países con la transferencia de tecnología y la financiación que los pueblos del Sur necesitan para adaptarse, aumentar su resiliencia y hacer frente a las pérdidas y los daños de los impactos climáticos, como tampoco para que lleven a cabo acciones de mitigación necesarias para asegurar que el mundo alcance el nivel de transformación y transición justa necesarios para limitar el aumento de temperatura por debajo de 1,5 grados C.
Las decisiones de Lima abren la posibilidad de que cada país decida sus propias acciones climáticas a emprender, sin ninguna referencia a lo que la ciencia, la gente y la justicia demandan y sin un marco normativo claro. Notamos que los políticos -especialmente los de los EE.UU., la UE y sus aliados- actúan en el interés de las grandes corporaciones contaminadoras, determinadas a desregular aún más el régimen internacional de cambio climático, socavando fundamentalmente la convención de cambio climático de las NN.UU., debilitando las normas para los países desarrollados, haciendo caso omiso de su obligación legal y moral de financiación y transferencia de tecnología para los países en desarrollo.
El resultado de Lima permite, aún más que antes, la expansión del experimento fallido de los mercados de carbono. Incluyendo la posible creación de créditos de carbono para los bosques y el suelo, lo que sería devastador para los agricultores y las comunidades forestales en todo el mundo y evitaría la transformación que necesitamos.
La Cumbre de los Pueblos y la gran marcha por las calles de Lima exigieron la defensa de la Madre Tierra y la garantía de los derechos de todos los géneros, gentes y pueblos. También presentó una visión clara de soluciones a la crisis climática, como también de alternativas al sistema y sus elementos que la originan.
La gente de todo el mundo está proponiendo estas alternativas y lucha para transformar el sistema, una lucha por la supervivencia y la seguridad de nuestros hogares y medios de vida frente a los desastres climáticos. Por una transformación de los sistemas energéticos, dejando atrás los combustibles fósiles, hacia el acceso universal a la energía, basado en sistemas descentralizados, renovables, seguros y controlados por la comunidad.
Es hora de retomar el poder de aquellos que no velan nuestros intereses, resistir la imposición de un "acuerdo climático global" que no hace nada para el clima y aún menos para el pueblo.

 
 
Construyendo Puentes -  Redes Latinoamericanas Frente al Cambio Climatico
Corporate Europe Observatory
Friends of the Earth International
GAIA - Global Alliance for Incinerator Alternatives
IBON International  
Indigenous Peoples of Africa Coordinating Committee
Jubilee South Asia Pacific Movement on Debt and Development
LDC-Watch
Pan African Climate Justice Alliance
Aksyon Klima Philipines
Alyansa Tigil Mina (ATM)
Attac - France
Association des Femmes Peules Autochtones du Tchad (AFPAT)
Bangladesh Krishok Federation
Bayay Sibuyanon Philippines
Beyond Copenhagen 
Bolivian Platform on Climate Change
Campaign for a Life of Dignity for All - Philippines
CECOEDECON (Centre for community Economics and Development Consultants Society)
CESTA - Amigos de  la Tierra El Salvador
Ecological Society of the Philippines
Ecologistas en Accion (Spain)
Ecowaste Coalition Philippines
El FORO DEL BUEN AYRE
El movimiento vasco por la justicia climatica Bizi
EquityBd Bangladesh
Encuentro de la Sociedad Civil Bolviiana ante el cambio climático
Energy and Climate Policy Institute for Just Transition Korea
Fairwatch Italy
FUNDACÍON INTEGRAL DE DESARROLLO –FIDES
Fundacion Solon - Bolivia 
Hodagad Djibouti
Institute for Policy Studies
Justiça Ambiental Mozambique
La Mesa Nacional de Cambio Climático de Guatemala
Les Amis de la Terre - France
Our Rivers, Our Life (OROL)- Philippines and Gitib, Inc.
PAIRVI (Public Advocacy Initiatives for Rights & Values in India)
Peoples Movement on Climate Change
Philippines Movement for Climate Justice
Plate-forme haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif (PAPDA)
PRRM
Sawit Watch 
Sociedad CivilAmigos del Viento Meteorología Ambiente Desarrollo
Solidaritas Perempuan (Women's Solidarity for Human Rights) 
Unidad Ecologoca Salvadoreña
WomanHealth Philippines

jueves, 13 de noviembre de 2014

Los derechos de la naturaleza desde Bolivia

Los derechos de la naturaleza 

desde Bolivia

Sin duda, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, aunque éstos son una construcción humana, es una crítica al antropocentrismo.


El 13 de agosto la Fundación Friedrich Ebert (FES) realizó un taller con Eduardo Gudynas, importante ecologista latinoamericano y secretario ejecutivo del Centro Latino Americano de Ecología Social de Uruguay. En este espacio Gudynas presentó su libro Derechos de la naturaleza y políticas ambientales, y alrededor de 35 personas, entre académicos, activistas, ambientalistas, representantes indígenas, periodistas y sindicalistas debatieron con el autor sobre el concepto de "derechos de la naturaleza” desde el contexto y la historia boliviana. Este artículo presenta una síntesis del debate en el taller.

Derechos de la naturaleza y políticas ambientales

Gudynas convoca la necesidad que tenemos de entender la Naturaleza ¿con mayúscula?, y, en este sentido, aceptar que la naturaleza no es infinita, que tiene límites, y comportarnos de manera acorde con esta realidad. El autor postula la armonía con la naturaleza en oposición al concepto de la acumulación perpetua; plantea el regreso a valores de uso, a la construcción de visiones alternativas de vida, como el Vivir Bien. En suma, propone un cambio civilizatorio que debe afincarse en el biocentrismo.

¿Pero qué es el biocentrismo? El biocentrismo reconoce valores propios de la vida, tanto en individuos como en especies o ecosistemas, independientemente de su utilidad para los seres humanos. Gudynas habla de la naturaleza como sujeto de valor; es necesaria una redefinición de lo que entendemos como naturaleza o ambiente, y para ello debemos deconstruir nuestro concepto teórico, antropocéntrico sobre la vida.

La naturaleza ¿Pachamama?, como sujeto de derechos

El mayor adelanto en el tema de los derechos de la naturaleza se ha dado en Ecuador; en la nueva Constitución de este país tanto la Pachamama como la naturaleza son sujetos de derecho. Pero los postulados no necesariamente se traducen en prácticas concretas. 

En nuestro análisis debemos tomar en cuenta que el derecho es un concepto antropocéntrico, y que las normas son instrumentos para ir avanzando en el camino. Podemos entender que la proclamación de los derechos de la naturaleza es un instrumento que nos permite abrir puertas, y la apreciación de los valores intrínsecos de la vida, la finalidad del camino. Sin duda, el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, aunque éstos son una construcción humana, es una crítica al antropocentrismo.

¿Qué implicaciones tiene la Naturaleza con derechos? Este es principalmente un tema de conciencia, valores y ética. El derecho es una expresión de conciencia, y la conciencia, ¿no es algo abstracto o una ilusión ?, ¿como dirían los guardianes de la ciencia reduccionista?, sino una habilidad que podemos desarrollar como cualquier otra habilidad humana. Necesitamos recuperar esa conciencia, el respeto y la conexión con la Madre Tierra. Para los pueblos indígenas de la Amazonía, la tierra santa encarna la propia madre. Según su comprensión, es la tierra la que debería darnos derechos, y no a la inversa.

Justicias ambiental y ecológica



En un enfoque biocéntrico, el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos está relacionado con la justicia. En su nuevo libro, Gudynas explica en detalle las diferencias entre las justicias ambiental y ecológica. En resumen, la justicia ambiental está enfocada en las normas (constitución, leyes, decretos) y las prácticas judiciales; en un abordaje más amplio, analiza las vinculaciones entre la ética y la justicia. Se basa en el derecho a un ambiente sano o a la calidad de vida, apoyándose en las concepciones clásicas de los derechos humanos. En cambio, la justicia ecológica parte de que la naturaleza tiene sus propios valores, valores intrínsecos, independientemente de su utilidad para los seres humanos.

Justicia ecológica en Bolivia

Abogar por la justicia ecológica en Bolivia requiere la comprensión del grado en que destruimos la naturaleza y las bases de la vida en la tierra y de la necesidad de un cambio. La última expresión de esta destrucción son los efectos del cambio climático causado por el hombre. Por eso el Premio Nobel de Química Paul Crutzen y otros científicos afirman que ya hemos dejado atrás la actual época geológica de la Tierra, el holoceno, y estamos entrando en una nueva época llamada antropoceno. El término ‘antropoceno’ señala a los seres humanos como una fuerza planetaria.

En Bolivia argumentar en favor de la justicia ecológica y de cuidar a la Madre Tierra resulta difícil por varias razones. En primer lugar, los países industrializados del norte, que aunque históricamente son los mayores causantes de la contaminación de la naturaleza y de las emisiones de dióxido de carbono, todavía constituyen el modelo de crecimiento económico a ciegas. En segundo lugar, recién en los últimos años Bolivia se ha subido al tren de la bonanza capitalista, y muchos bolivianos quieren participar ahora en este modelo de vida. Tercero, de un análisis riguroso de las normas actuales, se desprende que el Gobierno no tiene ningún mandato para proteger los derechos de la naturaleza.

El capitalismo neoliberal ha conquistado el mundo en los últimos 30 años y se ha convertido en una pseudoreligión. Su dogma principal es el crecimiento económico infinito, y las consecuencias catastróficas de este modelo económico para la vida no son, supuestamente, objeto de debate. Pero la destrucción de la naturaleza y los efectos de cambio climático ya comienzan a pasarnos la cuenta y anuncian el fin de este espejismo.

Hablar de los derechos de la naturaleza en Bolivia forma parte de una prédica más que de una convicción. Sin embargo, cada vez hay más bolivianos conscientes de la situación, y que ya no están dispuestos a seguir a ciegas al Mesías "crecimiento económico”. 

Podemos, ¿y deberíamos? aprender mucho de las culturas indígenas andino-amazónicas. Las cosmovisiones indígenas aún vivas en nuestro país nos pueden enseñar mucho sobre justicia ecológica, por utilizar este concepto occidental. Justicia ecológica no significa que retrocedamos al siglo XV; por el contrario, quiere decir que para enfrentar los desafíos del siglo XXI requerimos de la sabiduría de las cosmovisiones animistas, y tenemos la bendición de que aún están vivas en Bolivia. Un paso importante en el camino es el respeto por los derechos indígenas: propugnamos la igualdad de derechos del pueblo boliviano.

¿Desarrollo alternativo o alternativas al desarrollo?

Mientras se entienda el término ‘desarrollo’ en el sentido antropocéntrico de Occidente, o peor aún, como sinónimo de desarrollo económico, el desarrollo alternativo no es una alternativa. Un postcapitalismo o un postsocialismo basados en el concepto anacrónico de la separación entre hombre y naturaleza no ofrecen solución alguna para los desafíos del siglo XXI.

Lo que requerimos son alternativas al desarrollo, alternativas que se nutren de la sabiduría de las cosmovisiones andino-amazónicas, así como de los conceptos holísticos modernos. Busquemos alternativas al extractivismo depredador. Aprovechemos la riqueza cultural de Bolivia para ofrecer al mundo el Vivir Bien como alternativa al desarrollo.

¿Cómo construir alternativas al desarrollo?



Tenemos que construir nuestro concepto teórico y reduccionista sobre la vida. Necesitamos experimentar una ruptura epistemológica. Cada uno debe comprender y sentir, no es cuestión de entender con la mente racional. Desnudemos el mito del capitalismo y desmitifiquemos la célebre frase de Margaret Thatcher: "No hay alternativas”. En otras palabras, construyamos un cambio del paradigma civilizatorio. 

El modelo actual no es viable, ni siquiera en el presente. La modernidad ha terminado, pero su sombra es muy larga. Estamos en plena transición; podemos seguir negándolo o comenzar a cocrear el futuro. El cambio está en marcha, y esconder la cabeza en la arena no nos salvará.

Nuestra tarea es avanzar hacia algo nuevo e ir aprendiendo en el camino; revalorizar el bien común, crear conexiones y construir comunidad son algunas ideas.

En última instancia tenemos que ver la realidad como realmente es: la naturaleza no requiere de derechos, pero nosotros dependemos completamente de ella para nuestra supervivencia. 


Mientras se entienda el término ‘desarrollo’ en el sentido antropocéntrico de Occidente, o peor aún, como sinónimo de desarrollo económico, el desarrollo alternativo no es una alternativa.

(Joerg Elbers)

miércoles, 4 de junio de 2014

AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA

AGRICULTURA FAMILIAR CAMPESINA


  •   La agricultura familiar campesina es la principal forma de agricultura en todo el    mundo.
  •  La agricultura familiar comprende a 2.000 millones de personas, casi un tercio de la humanidad.
  •  1.500 millones de campesinas y campesinos trabajan en 404 millones de fincas pequeñas, con menos de 2 hectáreas.
  •  Los hombres y mujeres dedicados a la agricultura familiar producen alrededor del 70% de los alimentos del mundo.
  •      Las fincas familiares generan el 40-60% de los ingresos rurales de los países en desarrollo.


La agricultura familiar campesina, juega un papel esencial tanto en la producción de alimentos como en el mantenimiento de las economías rurales y en la custodia de la biodiversidad. Por diversas razones que escapan a su control, muchas de estas familias productoras, viven en condiciones de pobreza, se encuentran en desventaja y no tienen suficiente acceso a recursos y apoyo.

Las soluciones costosas y de corto plazo, propuestas por la agricultura convencional, pueden empeorar los problemas sociales y económicos de las familias campesinas. Los productores son inducidos a comprar insumos caros que les obliga a endeudarse. Además de las implicaciones financieras, estos insumos contaminan el ambiente, destruyen la biodiversidad y degradan la calidad nutricional de los alimentos. 

La agricultura orgánica o ecológica, así como otros modelos agroecológicos, ofrecen soluciones a muchos de los desafíos que enfrentan las familias campesinas. En todo el mundo, millones de productores ecológicos ponen en práctica estas soluciones, demostrando que son viables y efectivas.

Se necesita un sistema agrícola adaptado a las familias campesinas. Un sistema basado en la ciencia agroecológica, que funcione con insumos locales y cadenas de comercialización transparentes (IFOAM Head Office)

LA INVISIBILIDAD Y EL SUB-REGISTRO DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA 
DE LAS MUJERES RURALES
Foto: Jans Padilla


En la producción familiar, dada la superposición de la unidad productiva con la unidad reproductiva, es esperable que todos los miembros de la familia participen en el proceso de producción, en mayor o menor grado. La mayor parte de las tareas domésticas (tareas reproductivas) recae en las mujeres: cuidado de la vivienda, alimentación de la familia, crianza y cuidado de los niños, atención a los mayores, y todas las labores que estén vinculadas con la reproducción familiar. 
Foto: Jans Padilla


Frecuentemente, el límite entre las tareas productivas y reproductivas es difuso, por lo cual la participación en la actividad agrícola de las mujeres se torna invisible y su contribución económica es subvalorada. Además de la falta de valoración económica del trabajo de las mujeres, otras características del trabajo femenino contribuyen a la invisibilidad del mismo y al sub-registro en datos estadísticos, entre ellas: el aislamiento y la falta de interacción social, la diversidad y fragmentación del trabajo productivo alternado con trabajo doméstico; y el escaso valor social que se asigna al trabajo de las mujeres, aún por ellas mismas. En este sentido, frecuentemente el trabajo realizado en la parcela es valorado como extensión de su rol como madres, esposas, o amas de casa, y no como trabajo productivo.
Foto: Jans Padilla


De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 80% de las explotaciones agrícolas de América Latina y El Caribe son parte de la agricultura familiar, y este sector genera el 70% del empleo agrícola de la región.

Solo en los países del MERCOSUR, el sector involucra a 20 millones de personas directamente en los predios, y da empleo directo a cerca de 10 millones de personas.

Sin embargo, la FAO advierte también que hubo una contracción del gasto público en la agricultura en los países en desarrollo, sobre todo, en América Latina y El Caribe, por lo que será fundamental para sensibilizar a los gobiernos y a la opinión pública sobre la importancia y la contribución de la agricultura familiar a la seguridad alimentaria y a la producción de alimentos.
Foto: Jans Padilla


La agricultura familiar sustentable en el Estado Plurinacional de Bolivia será institucionalizada y el encargado será el Vice Ministerio de Desarrollo Rural Agropecuario del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, quien establecerá los programas y proyectos correspondientes para el fortalecimiento de la agricultura familiar sustentable, bajo a ley denominada “LEY DE ORGANIZACIONES ECONÓMICAS CAMPESINAS, INDÍGENA ORIGINARIAS – OECAS Y DE ORGANIZACIONES ECONÓMICAS COMUNITARIAS – OECOM PARA LA INTEGRACIÓN DE LA AGRICULTURA FAMILIAR SUSTENTABLE Y LA SOBERANÍA ALIMENTARIA”.
Foto: Jans Padilla


Esta Ley trata de integrar las diferentes formas de asociatividad existentes en el país que se dedican a la recolección/manejo, producción agrícola, acopio, transformación, comercialización y consumo; reconoce las actividades y aportes que realizan estos sujetos de derecho para lograr la SOBERANIA ALIMENTARIA que es uno de los objetivos del Estado Plurinacional de Bolivia, asimismo proporciona a estos actores beneficios en la parte educativa, pero para la aplicabilidad de esta Ley se deberá esperar la reglamentación.